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La importancia de un músculo llamado Psoas- Ilíaco



Hola muy buen día, lo que motiva la presente entrada es esa relación estrecha entre la relajación de este músculo, y la relajación de todo el sistema nervioso, ya que dentro de la práctica de yoga he podido constatar que al liberar la tensión del psoas y de los flexores de la cadera, he logrado una relajación bastante profunda… al soltar los bloqueos de este músculo se han liberado también muchas emociones, y a sabiendas de que el cuerpo nos habla… que nos cuenta mucho sobre nosotros, sobre lo que estamos pasando… sobre lo que somos… he querido conocer un poco más sobre el psoas, es así como he encontrado a Liz Koch, quien habla ampliamente del tema, y que ha inspirado la entrada del día de hoy.


Vamos a ello:

El psoas es el músculo más profundo y estabilizador del cuerpo humano, que afecta a nuestro equilibrio estructural, así como a nuestra amplitud de movimiento, movilidad articular y funcionamiento de los órganos del abdomen.


Es el único músculo que conecta la columna vertebral con las piernas, el responsable de que nos mantengamos de pie y el que nos permite levantar las piernas para caminar. Un psoas sano estabiliza la columna vertebral y proporciona apoyo a través del tronco.


Para ser más específicos, diremos que el cuerpo presenta una serie de capas o niveles; primero la piel, luego los músculos, después los órganos y finalmente el esqueleto. Sin embargo hay algunas excepciones. Por ejemplo, las costillas y el cráneo: son huesos que cubren y protegen órganos, en vez de ser su soporte central. El psoas es una excepción similar; es un músculo que se encuentra en lo más profundo del centro mismo del cuerpo humano, entre los intestinos y la columna vertebral.


Se origina a ambos lados de la columna, y se extiende lateralmente desde la vértebra torácica 12 (D12) a cada una de las 5 vértebras lumbares. Desde allí se dirige hacia abajo a través de la musculatura abdominal, la pelvis, para fijar a la parte superior del fémur (muslo) del hueso.


Este músculo actúa como una especie de puente colgante entre el torso y las piernas, transfiriendo el peso de arriba abajo y transmitiendo flujos energéticos en ambas direcciones.


El psoas también actúa como soporte interno del abdomen, sobre el que se asientan los órganos vitales de esta zona. Este músculo además, actúa en armonía con el diafragma, vinculando los ritmos del movimiento del cuerpo con los ritmos respiratorios, y entre ambos realizan un continuo masaje sobre la columna vertebral, los órganos, los vasos sanguíneos y los nervios del tronco, estimulando el movimiento de los fluidos por todo el cuerpo, a modo de bomba hidráulica.


Es un músculo vital en todo movimiento que implique equilibrio, rotación del torso y de las piernas y, en definitiva, cualquier movimiento general del cuerpo. Por eso, los movimientos inadecuados y las malas posturas tienden a forzar su funcionamiento.


Como vemos, el psoas es el principal movilizador de la espalda, las caderas y la pelvis. Es el que impulsa la pierna al caminar y auxilia la rotación externa en la articulación de la cadera. El psoas define la curva natural de la columna y controla la inclinación de la pelvis, uno de los principales elementos de la postura.


Con el acortamiento del psoas (por motivo de una tensión excesiva innecesaria) puede haber desequilibrios en el resto de la estructura corporal, y eso hará que la persona en cuestión, al estar de pie, asuma una posición de hombros curvados y la postura inclinada hacia adelante y en muchos casos esto se debe sobretodo a la falta de estiramientos.



Si se usa este músculo constantemente para corregir la estabilidad interna, al cabo del tiempo puede empezar a perder flexibilidad y a acortarse de forma crónica. Y una contracción o endurecimiento crónico del psoas conlleva una serie de problemas, ya que hace que otros músculos del abdomen y de la espalda se vean obligados a compensar el equilibrio y empiecen a endurecerse también. Por ejemplo: los huesos pélvicos tienden a adelantarse, disminuyendo la distancia entre las crestas ilíacas y las piernas, comprimiendo la cabeza del fémur en su articulación.


Esta compresión hace que los muslos se desarrollen excesivamente y el fémur pierde capacidad de rotación, un movimiento que es asumido por las rodillas y la espina lumbar.


Estos trastornos pueden provocar, a la larga, lesiones crónicas en la espalda, la cabeza del fémur o las rodillas.


Son muchas las posturas de YOGA que trabajan para liberar la tensión innecesaria del psoas; pues un psoas relajado nos permite fluir, jugar con la vida y desplegar nuestra vitalidad y expresión creativa.



Algunos estudios recientes consideran además al psoas, un órgano de percepción compuesto por tejido bio-inteligente que encarna, literalmente, como afirma Liz Koch, nuestro deseo más profundo de supervivencia y de florecer. Es decir, es el mensajero primario del sistema nervioso central, por lo que es considerado también como un portavoz de emociones. Esto es debido a que el psoas está conectado con el diafragma a través del tejido conectivo o fascia, por lo se ve afectado tanto en la respiración, como en el miedo reflejo.


Esto es debido a que este músculo está directamente relacionado con el cerebro reptil, la parte interior más antigua del tronco cerebral y la médula espinal. Como escribe Koch "Mucho antes de la palabra hablada o de la capacidad de organización del cortex desarrollado, el cerebro reptil, conocido por sus instintos de supervivencia, mantiene nuestro funcionamiento básico esencial."


Pero hablemos un poco más de esta relación entre el Psoas y las Emociones.


Koch plantea que nuestro rápido ritmo de vida moderna (que dispara los niveles de adrenalina de nuestro sistema nervioso simpático) activa y mantiene en tensión, de forma crónica al psoas, por lo que esta, literalmente, listo para correr o lucharen todo momento.


Si contraemos el psoas constantemente a causa del estrés y la tensión, el músculo comienza a acortarse, que como hemos mencionado anteriormente, conlleva a una serie de condiciones dolorosas como dolor de espalda, dolor sacro, ciática, problemas de discos, espóndilolisis, escoliosis, degeneración de la cadera, dolor de rodilla,  menstruación dolorosa, infertilidad y problemas digestivos.


Pero la rigidez y acortamiento en el psoas no sólo crea problemas estructurales, sino también constriñe los órganos, ejerce presión sobre los nervios, interfiere con el movimiento de los fluidos, y deteriora la respiración diafragmática.


De hecho, "El psoas está tan íntimamente involucrado en este tipo de reacciones físicas y emocionales básicas, que un psoas crónicamente tenso envía continuamente señales de peligro a su cuerpo, al tiempo de agotar las glándulas suprarrenales y el sistema inmunológico."


Y de acuerdo con Koch, esta situación se ve agravada por muchas cosas en nuestro moderno estilo de vida, desde los asientos de seguridad de los coches a la ropa ajustada, desde las sillas a los zapatos que distorsionan nuestra postura, reducen los movimientos naturales y estrechan aún más nuestros psoas.


Koch cree que el primer paso en el desarrollo de un psoas saludable es liberar la tensión innecesaria, no solo con estiramiento, sino también trabajar la conciencia corporal, y en este caso, trabajar con el psoas quiere decir cultivar la conciencia necesaria para detectar sus mensajes. Esto implica mantenernos conscientes para estar somáticamente despiertos. Y para ello el yoga es un gran aliado, porque trabaja a ese nivel de profundidad.


Es comprensible que la atrofia del psoas, reflejada en un abdomen habitualmente en tensión y comprimido, una vitalidad disminuida y una respiración alterada, conlleve alteraciones emocionales.


Puede que mucha de la ansiedad que nos oprime, o parte de esa apatía crónica que nos domina, esté relacionada con un psoas inhibido. Así mismo, la sensación permanente de inseguridad que algunas personas experimentan puede estar directamente conectada con el sobreesfuerzo continuo por mantener el equilibrio del esqueleto.


También es posible que una atrofia del psoas tenga mucho que ver con la sensación de agresividad constante y sin razón aparente.


Un psoas liberado permite alargar mucho más la parte delantera de los muslos y permite a las piernas y la pelvis moverse con mayor fluidez e independencia. Mejora la posición de la columna y de todo el torso, con la consecuente repercusión en la mejora de las funciones de los órganos abdominales, en la respiración y en el corazón.


Al relajar el psoas, y aprender a alinear nuestro cuerpo, se desarrolla confianza en el equilibrio de nuestro esqueleto, en vez de desarrollar tensiones musculares, al buscar el sostén en los músculos. Un cuerpo relajado y alineado sostiene su peso de manera natural sobre su propia estructura, dicho de otra manera: los MÚSCULOS están y deben tener la única función de mover los huesos, no de sostener el peso del cuerpo. Cuando aprendemos a repartir el peso sobre el esqueleto y a sostenerlo sin esfuerzo, la sensación se traduce en una actitud emocional de seguridad y equilibrio. Las articulaciones devienen sutiles nodos de fluir energético, dando a todo movimiento una sensación de continuidad y armonía.


Un psoas relajado es muy importante para una expresión corporal creativa. En lugar de los psoas contraídos, listos para correr o luchar, el psoas relajado y liberado está listo para alargarse y abrirse, listo para bailar y disfrutar.



Koch cree que mediante el cultivo de un psoas sano, podemos reavivar energías vitales de nuestro cuerpo, aprendiendo a volver a conectar con la fuerza vital del universo. Dentro de la tradición taoísta se habla del psoas como “la sede o el músculo del alma”, y ​​rodea la parte inferior o "Dan Tien", uno de los principales centros de energía del cuerpo. Un psoas flexible y fuerte nos permite y ayuda a que las energías sutiles fluyan a través de nuestros huesos, músculos y articulaciones.


En palabras de Liz Koch "Los psoas, mediante la conducción de la energía, nos conecta con la tierra, así como un cable a tierra evita choques y elimina electricidad estática en una radio. Liberada y conectada a tierra, la columna vertebral puede despertar "..." Como  la transferencia del peso gravitatorio fluye a través de los huesos, los tejidos y los músculos, hacia la tierra, rebota en esta y se dirige de nuevo hacia las piernas y la columna vertebral, energetizando, coordinando y animando la postura, el movimiento y la expresión. Es una conversación interrumpida entre nosotros, la tierra y el cosmos".



Así pues resumiendo, el psoas sería como un órgano de canalización de la energía, un núcleo que nos conecta a la tierra, nos permite crear un soporte firme y equilibrado desde el centro de nuestra pelvis. De esta manera, la columna vertebral se alarga y a través de ella, puede fluir toda nuestra vitalidad.


¿Así que que esperas para comenzar a conectar con tu psoas?

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